Anoche hablaba con un amigo querido con quien siempre es un gozo la charla. La plática comenzó con las novedades de su trajín amoroso, continuó con las metáforas, las risas, un chiste aquí un chiste allá y al final se tornó en lo importante, en la consciencia de la vida.
Sin ser una conversación larga o en extremo profunda, de esas que llegan de vez en cuando en las que quienes departen desnudan el alma y la risa se convierte en llanto y el llanto se vuelve risa, el diálogo concluyó en breve reflexión sobre ciertas bendiciones que nos cobijan y en la necesidad de sentirse agradecido por éstas. Insisto, la ocasión no era la propicia para extender el tema, que da para horas, pero hablando de cómo el costo de vida se ha incrementado de modo abismal en un lapso comparativo de veinte o veinticinco años a la fecha, agradecimos por la fortuna que significa tener autos en casa que nos permiten como individuos y como familias tener libertad de movimiento y traslado de una forma cómoda y veloz, también hablamos en el mismo tenor, sobre la ventura de poder brindar educación privada a los críos, lo que per se constituye un privilegio.
Una de las maravillas de escribir es que te obliga a aterrizar el tumulto de pensamientos, ideas, sensaciones, imágenes y demás que están revoloteando por la cabeza todo el día. El ejercicio te fuerza a pausar y estructurar, lo que a su vez te permite observar el pensamiento con mayor claridad. Si le regalas tiempo de forma natural viene la reflexión y el acto de bajarlo de la cabeza a la pluma hace un proceso automático de discernimiento en el que la consciencia y la calma ayudan para colocar cada idea, cada emoción, cada miedo, cada éxtasis en el lado correcto de la balanza y probablemente brindándole un peso mas cerca del que cada situación merece. Otra maravilla cuando se hace con frecuencia, es que después se puede revisar en el tiempo y se tiene a mano una prueba fehaciente de quienes éramos y en quienes nos hemos convertido, es decir, es más fácil medir los flujos de la impermanencia del ser.
Dicho lo anterior, lo que quede plasmado aquí el día de hoy, el día de mañana empatará en mayor o menor medida con mi yo futuro. Ya veremos.
Hoy, me viene bien extender mi charla de anoche y bajar al papel algunas de las causas para agradecer. Sé que lo que escriba no estará completo pues la inconsciencia sigue siendo un demonio que se cuela y nos ciega de mirar a veces incluso los paisajes más luminosos.
Mira si seré afortunado de tener dos ojos que miran a color y con nitidez las formas que la naturaleza nos regala en forma de animales, flores, nubes, plantas, ríos, tierra, mares, veredas, montañas, estrellas, la luna y el sol y en seres humanos tan semejantes a mí que me reflejan mis cualidades y mis defectos, mis virtudes y mis carencias; Dos oídos que bien escuchan la fuerza del viento, el canto de las aves y las palabras que me alimentan; un sistema respiratorio que funciona como salido de agencia y que me oxigena y me permite vivir; Una boca y la potencia de mi voz, para susurrar te quiero y gritar perdón; Una mente que me privilegia con la libertad de pensamiento y una consciencia que me hace libre para discernir lo que consumo a través de mi vista, mis oídos y mi mente, la misma que tan afortunada necesita decir Gracias.
Tengo un paquete completo de dientes y muelas con los que puedo masticar y comer cualquier delicia culinaria y un sentido del gusto que me permite gozar de los sabores; Un pelo que aún se defiende para protegerme del sol; dos brazos fuertes que me dejan abrazar; un par de manos que me permiten sentir, acariciar, tocar, sostener; Dos extremidades inferiores que me sostienen y me transportan. No hay problemas de rodillas, de cadera ni de espalda y el cansancio de mis pies es tan poco que se cura brindándoles cariño; Mis sistemas funcionan como maquinaria perfecta y lubricada.
Tengo acceso a todo lo que se necesita para vivir, el pan de cada día, un techo seguro; música para mis oídos, letras para mi cerebro, sueños, anhelos e ilusiones, voluntad y disciplina; el calor, el soporte y el día a día de la familia que amo y que me ama y que constituyen mis pilares; Mi padre y mi madre así como figuras importantes que me guían; Tengo héroes y el corazón lleno con la memoria de mis ancestros; Tengo la correspondencia en el amor de mis hermanos de vida, los elegidos y los de sangre con quienes además nos hemos reelegido; Tengo libertad física, mental y temporal.
Tengo muchas cosas más, como agua caliente veinticuatro horas. Estos lujos prescindibles los agradezco en silencio.
Sin más que decir hoy. Nada más que Gracias.
Que les vaya bonito. i.
"De esas veces que las risas se vuelven llanto y el llanto risas"
Gracias!!!
Gran inicio de semana y saludos al buen Paolo!
increíble, nada como seguir conociendote a través de tus Pensamientos.