Perm 36, el GULAG.
Hace ya casi 2 años cumplí mi sueño de atravesar Rusia a bordo del mítico transiberiano, en mi cumpleaños número 50. El destino quiso que además fuera en pleno conflicto con Ucrania y con el resto de occidente. Diez mil kilómetros en un tren por la taiga rusa cuyas vías fueron iniciadas en tiempos de los mismísimos Romanov. Uno de los lugares que más ansiaba conocer, luego del mítico lago Baikal y la triple frontera de Vladivostok, era el GULAG Perm 36 (situado a unos 115 kilómetros de la ciudad del mismo nombre y que ha sido la fábrica bélica del país por muchísimos años) el único de estos sitios que se puede visitar y que queda original hoy en día, rindiendo un triste homenaje a las millones de personas que murieron en ellos.
La historia la escriben los que ganan, es bien sabido, así que Stalin, el ideólogo y creador de estos campos de trabajo que eran más bien prisiones políticas que le permitieron al hombre de acero acceder a mano de obra gratuita para así cumplir sus ambiciosos planes quinquenales, pudo mantener oculta esta historia hasta mucho después de su muerte cuando su sucesor, Nikita Jrushchov, dio el famoso discurso en el XX congreso del partido comunista, oculto durante más de 30 años y que puso luz en este inhumano punto de su historia.
Años más tarde también, Alexander Solzhenitsyn con su libro “Archipiélago Gulag”, obra cúspide del Nobel de literatura del año 1970, nos dio más detalles de cómo y porqué funcionaban estos sitios que, si Dante hubiese descrito un décimo círculo del infierno, seguro hubiese sido para hombres como Stalin a quien muchos atribuyen hasta 20 millones de muertos entre sus tristemente famosas purgas, el hambre y ejecuciones secretas que deja muy atrás el número del holocausto judío con sus 6 millones. Quizá ya Lenin se imaginaba la clase de líder que podría llegar a ser y por eso sus simpatías se inclinaban hacia Trotsky. Lo cierto es que la muerte adelantó sus planes sucesorios y el resto es del dominio público; su trama llegaría incluso años después hasta México, cuando Mercader asesina con un Piolet a uno de los grandes ideólogos de la revolución de octubre y cuya historia ha quedado extraordinariamente plasmada en el libro “El hombre que amaba a los perros” del escritor cubano Leonardo Padura.
Gulag es un acrónimo que en ruso significa dirección general de campos de trabajo y se estima que llegaron a ser alrededor de 500, distribuídos a lo largo ancho del país durante casi 30 años, aunque los más crueles estaban en Siberia, esa región del centro norte del país cuyos paisajes nos recordarán por siempre al cine de Tarkovsky y donde en el invierno la temperatura suele llegar por debajo de los 40 grados bajo cero.
Les dejo aquí algunas fotos tomadas por mi, para que conozcan más de este sitio que le deja a uno un escalofrío en ese lugar donde dicen que tenemos el corazón.
Bienvenido a TheCoolture querido amigo!
Saludos a todos y espero que lo hayan disfrutado, i.
Algunos de los gulag fueron monasterios ortodoxos reconvertidos por Stalin en campos de tortura y de represion politica, inmejorablemente retratados por A. Solzhenitsyn
Bienvenido Benito. Muy interesante y valiosa aportación! ¡Gracias!