“El hombre conquista el mundo
Al conquistarse a sí mismo”
Zenón de Citio
Hay modas que hacen bien, otras que no, como por ejemplo “La casa de los famosos”, ese espacio del pseudo entretenimiento nacional que se ha viralizado a tal forma que estuve a punto de cerrar mi TikTok porque no dejaban de aparecerme -por algún error del algoritmo o no sé porqué demonios- videos de Mayito, de Adrian Marcelo a quien me fue necesario buscar en internet o de las mujeres que ahí habitan y que en mi vida había visto. Afortunadamente mis alumnos de la UDEM me dijeron la forma de desviar esa ola de propaganda no deseada, pero sirvieron esos días para darme cuenta de la descomunal generación de contenido para las redes sociales que desafortunadamente genera ese reallity show. En fin.
Pero por fortuna hay otras modas que paralelamente se generan y una de ellas, en mucho menor nivel que la anterior claro está, tiene que ver con el estoicismo, esta corriente filosófica cuyos ideales podrían ayudarnos a vivir mejor. Pero vayamos por partes, entendiendo cómo y donde surge, quienes son sus exponentes principales y cuales son aquellas ideas que sustentan su legado atemporal.
El estoicismo nace, como la mayoría de las escuelas filosóficas que perduraron en el tiempo, en la antigua Grecia. Sobre el siglo III a.C. el filósofo Zenón de Citio pregonaba sus ideas bajo el arco de una “puerta” (Estoa en griego y de ahí viene su nombre) y hablaba de lo que él entendía como la forma correcta de vivir, una ética particular y una actitud ante la vida. Sus primeros alumnos y continuadores de esta filosofía fueron Cleantes de Asos, Crisipo de Solos y Panecio de Rodas entre algunos más, pero creo que sin duda se alcanzó el pináculo de esta filosofía con 3 de ellos que llegarían años más tarde y que fueron Séneca, Epicteto y Marco Aurelio.
*Imágenes de arriba a abajo (Zenón de Citio, Séneca, Marco Aurelio)
Durante la edad media, ese espacio de tiempo largamente acusado como símbolo del oscurantismo (aunque esto podría discutirse y será materia de otra mesa), hubo pensadores cuyos escritos pueden resultar muy afines al estoicismo, como San Pablo de Tarso, San Agustín de Hipona cuyas 7 virtudes son una rèplica, al menos las 4 primeras, de los apartados estoicos y del obeso y bondadoso Santo Tomás de Aquino, pero particularmente sobre Boecio y su libro titulado “Las consolaciones de la filosofía” que es casi como un manual de estoicismo. Justo ahora que escribo esto me encuentro leyendo el genial libro publicado post mortem, luego del suicidio de su autor John Kennedy Toole, titulado “La conjura de los necios” y este libro de Boecio era como la biblia del extraño y cómico personaje principal, Ignatius J. Reilly.
En la filosofía moderna también se pueden hallar influencias claras del Estoicismo en Descartes y Spinoza, pero sobre todo en Friedrich Nietzsche y sus puntos de vista sobre cómo enfrentar el sufrimiento y la adversidad. Viktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración nazis y fundador de la escuela sicológica de la logoterapia, también tiene un profundo aroma estoico.
Zenón de Citio decía que había que vivir yendo con el fluir de la vida, en consonancia con el orden natural del universo, lo cual implica aceptar el destino y actuar en base a la razón, luz que guía el comportamiento humano y que debemos mantener a salvo de las mareas de las emociones y pasiones pues estas, como canto de sirenas, nos pueden conducir fácilmente al naufragio. Él sostenía que la felicidad solamente es alcanzable mediante la aceptación de aquello que no se puede cambiar y el control de nuestras expectativas, de mantenerlas realistas.
Desafortunadamente no se conservan textos originales suyos y lo que sabemos es lo que nos han dejado escrito sus discípulos e historiadores como el grandísimo Diógenes Laercio, a quien debemos mucho más de lo que pudiéramos creer.
Pero luego vino Séneca, quien provenía de Hispania y era hijo de un orador de la alta sociedad. Tuvo una nada despreciable carrera política, llegando a ser una figura influyente en el senado durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón de quien además tiene el poco honroso título de haber sido su tutor, ya que la historia no fue aquí tan afortunada como la de Aristóteles y su tutoría sobre Alejandro Magno, pues sabemos la cantidad de fechorías que se atribuyen a Nerón, como el incendio de Roma que destruyó casi el 70% de la ciudad eterna.
Séneca enfatizó la importancia de la virtud como único bien en esta vida, que además nos daría la felicidad. Abogó por el dominio de las pasiones y emociones destructivas como la ira, de la que tiene incluso un tratado con recomendaciones muy precisas sobre ella, como el no actuar de forma inmediata cuando nos sentimos desbordados por la emoción. Promovió también el quitar el temor a la muerte y verla como un aliado inseparable de la vida y fue el primero en proponer la eutanasia para aquellos cuyas situaciones se tornaran insostenibles. Es a través de sus famosas cartas a su amigo Lucilio que aborda la gran mayoría de sus disertaciones morales y éticas cotidianas. También es pionero en la tanatología y el acompañamiento tanto a enfermos terminales como a las personas que sufren por su causa.
Séneca es considerado una influencia mayor en el pensamiento estoico y esa influencia tiene un arraigo tan profundo que llega incluso a nuestros días. Sus textos no son muy complejos y les aseguro que cualquier lector neófito podrá sacarles provecho y además disfrutarlos ya que su escritura es fluída y hermosa. Él sugería que a diario, antes de dormir, nos hiciéramos 3 preguntas: ¿Qué hice bien, qué mal y qué pude haber hecho distinto? para intentar corregir y ser más virtuosos al día siguiente.
La historia de Epicteto es harto inspiradora pues él fue esclavo durante buena parte de su vida, de hecho su nombre podría traducirse como “el adquirido”. Fue liberado durante el período de crisis que se suscitó tras la muerte de Nerón y aprovechó esto para fundar su propia escuela de filosofía que atrajo a muchos aprendices de varias partes del imperio. Sus ideas se conservaron gracias a escritos de discípulos como Flavio Arriano que se condensaron en libros como “El enquiridión” y “Discursos”. Epicteto decía que uno es responsable de cómo interpretar las circunstancias externas, no de ellas. Esto es fundamental en la filosofía estoica, no podemos controlar lo que sucede en el mundo, pero sí como me afecta y como reacciono ante ello. Sus ideas sobre la libertad personal y el autoconocimiento como guía, cruzaron los océanos del tiempo y hoy las tenemos junto a nosotros.
Por último, pero sólo en tiempo no en importancia, tenemos a Marco Aurelio, sí, el padre de Cómodo que recordarán en la película del Gladiador con Russell Crowe. Marco Aurelió gobernó al imperio más grande de nuestros tiempos durante 20 años, enfrentando guerras constantes contra las tribus germanas y persas y su memoria enciende los laureles tanto de la historia política como de la filosofía, pues su libro “Meditaciones” es el máximo referente de la filosofía estoica. Este libro fue como una especie de diario durante sus campañas militares donde, a modo de aforismos, nos va dando perlas de filosofía que nos ayudan en la lidia de la vida.
Su filosofía es de un estoicismo práctico, abordando temas como la importancia de vivir conforme a la aceptación y la razón, la muerte, la naturaleza del ser humano y la relación con los demás. El Emperador filósofo sostenía que todo lo que escuchamos es una simple opinión, una perspectiva personal, nunca la verdad. Su filosofía nos prepara ante los sufrimientos de la vida que sin duda llegarán, pero afrontarlos con grandeza de ánimo y espíritu es lo que nos dará la dicha y satisfacción de tener una vida bien vivida.
El estoicismo, resumiendo, es una filosofía de y para la vida que parte de perseguir la virtud y la paz interior, tratando de no malgastar energías en aquello que no depende de nosotros pues hay tantas cosas que nos rebasan que sería absurdo intentar controlarlas todas y ese intento de control es justo la semilla de la infelicidad humana
Cuanta verdad encierra la frase que nos regalo Marco Aurelio.
“Afrontar…los problemas…con grandeza de ánimo y espíritu es lo que nos dará la dicha y la satisfacción de tener una vida bien vivida”
Gracias Benito por ti hoy la conocí.
Te comento que ahora que llegue a esa edad en la que se me considera adulto mayor, por no decir viejo, recordé de José Saramago su “Poema sobre la vejez”, que conecte probablemente sin razón con tu escrito y del que transcribo algunas líneas.
“Que importa si cumplo 50, 60 o mas años. Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor…, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos…tengo los años necesarios…para hacer lo que quiero y siento. Que importa cuantos años tengo o cuantos espero, si con los años que tengo
!! aprendí a querer lo necesario y a tomar solo lo bueno !!
JBERM, disfrute ampliamente esta publicacion, que gusto leerte en estos temas.
Se de los origenes de tu pasion por la filosofia, mas es algo que generalmente te guardas para ti mismo y hoy lo dejaste ver.
Un abrazo.
No seas Timido.