El arte pictórico como el cine son la expresión de emociones a través de las imágenes, una exploración que se realiza con apoyo en los trazos, las expresiones, el uso de los colores, las luces, y en el caso del cine el soporte de los sonidos y por supuesto el engranaje continuo de imágenes que suponen el movimiento.
No es ajeno ni extraño que los artistas de cualquier campo copien (se inspiren en) la obra de otros para transmitir las emociones y sensaciones que quieren transmitir al público. Al final, como afirmó el genio de Málaga, “todos los grandes artistas copian […]”
La cinematografía ha encontrado en el mundo de la pintura inspiración para reflejar ciertos cuadros en las historias que nos cuenta el celuloide y lo han hecho desde siempre; un ejemplo a casi un siglo de distancia al día de hoy, es la referencia a la torre de babel del holandés Pieter Bruegel, pintada en el siglo XVI, que hace Fritz Lang en su cinta de 1927 Metrópolis y desde entonces esta aplicación no ha parado.
Ejemplos más cercanos y contemporáneos los encontramos por ejemplo en la película Scream y la obra del Grito de Munch, o la clara referencia de El beso de Klimt en Shutter Island protagonizada por el novio de todas las modelos israelíes Leonardo DiCaprio. Sobre esto, hay muchos más ejemplos que más adelante me gustaría hablar, pero hoy me llama la atención el que te cuento a continuación que ha resultado repetitivo en las última décadas.
Nigel Van Wieck es un artista británico nacido en 1947 que a temprana edad emigró a la unión americana en donde se influyó por los grandes realistas de la zona como Edward Hopper que significa una clara influencia en la obra del primero quien como el estadounidense también retrata escenas de la vida cotidiana en su obra pictórica. Amén de dedicarle un artículo a su vida y obra, Nigel Van Wieck pintó en 1991 una obra titulada Q-Train que retrata a una mujer joven con cierto dejo de desolación, hastío y hasta tristeza sentada en solitario en el vagón de un metro pero que a su vez refleja cierto erotismo, elemento que es importantísimo en toda la obra del británico y que en ese sentido guarda distancia de Hopper.
Desde entonces (1991), el cine y Hollywood han tomado este cuadro como referencia para transmitir emociones similares de pensamiento e introspección en el séptimo arte.
En 1997, la ganadora del Oscar Good Will Hunting hizo una primera aproximación:
Más tarde en 2016, la cita Two Girls repite la escena de un modo un poco más precisa, al reproducir de forma más nítida las tonalidades, aunque en este caso, el viaje lo hace una pareja, la emoción transmitida es muy similar.
En el 2019, la extraordinaria película Historia de un Matrimonio protagonizada por Scarlett Johansson y Adam Driver, hace lo propio:
y este año, 2024, el último filme de Brad Pitt y George Clooney, Wolfs, reproduce presenta una escena que igualmente reproduce la esencia de la obra de Nigel Van Wieck:
Así es claro que el arte pictórico rompe las fronteras del tiempo y el soporte material en el que encontró su primer destello de vida para encontrar en distintas formas de expresión ventanas diversas que comuniquen al espectador aquellas emociones que el artista sintió y transmitió a través de los pigmentos y el pincel.
Si conoces otros casos similares, compártelos por aquí. Pero antes de irme te dejo estas dos imágenes de referencia en el que puedes apreciar las similitudes o adaptaciones de la obra de Munch, en el caso de Shutter Island y una más que en la película de Mad Max, encuentra inspiración en esos magníficos elefantes de extremidades alargadas del siempre divino Dalí. Enjoy.
Caí en cuenta que la emoción que una pintura provoca puede copiarse para tratar de transmitirla en la pantalla.
Lo que creí como singular en el cine ahora se que en muchos casos no es una feliz coincidencia, sino un acto consciente y deliberado para alcanzar un sentimiento igual o similar al causado. Gracias