La primera vez que vi este lugar, fue por medio de una fotografía que había ganado un importante concurso internacional. Una ola enorme golpeaba y cubría casi por entero el pasillo que une la costa continental con el pequeño islote llamado San Juan de Gastelugatxe. Quedé sorprendido por la inmensa belleza de aquel lugar que al inicio supuse era objeto de un collage donde se unían varias imágenes para lograr esta perfección. Esta fotografía no la he vuelto a ver jamás y supongo se encuentra alejada de la red por temas de derechos de autor; pero era espectacular, créanme.
Tiempo después vi una imagen que me evocó aquella que había visto años antes ganar un concurso de fotografía y por fin pude conocer el nombre de aquel sitio que se encontraba al pie de la misma, se trataba de un lugar a escasos 35 kilómetros al este de Bilbao, capital vasca de la provincia de Vizcaya y cuya patrona Begoña, merecerá un texto aparte. Así que ya sabía que ese lugar existía, que no era algo recreado en internet, que aquellas escaleras que ascendian a lo alto de la pequeña montaña donde se veía una cruz sobresaliendo en una ermita, había sido labrada por las manos del hombre.
Este monumento natural y biotipo protegido está situado entre los municipios de Bermeo y Bakio a donde llegan rutas de autobuses de turismo a practicar el senderismo, pero recomiendo totalmente hacer el viaje en un auto rentado para poder pasar el día y comer sin prisas en el pequeño restaurante desde donde se aprecia el islote en todo su esplendor y belleza, desafiando al mar cantábrico con orgullo y porte vasco. Dicen que es tanta la belleza del lugar, que el dios del mar pone como tributo las ostras más ricas del mundo, cosa que tuve oportunidad de confirmar junto a mi padre y a mi hijo una tarde de julio.
En la cima de Gastelugatxe se encuentra una Iglesia –posiblemente templaria- que desafortunadamente no es la original ya que entre las batallas y los incendios tuvo que ser reconstruída, pero la original pudo haber sido construída a inicios del siglo IX y luego pasó a ser un convento tres siglos después. Esta llamada Ermita de San Juan no contiene, como una iglesia católica habitual, imágenes de cristo, sino que en su altar se erige, en algo que yo no he visto en ningún otro lugar, la proa de un barco con la cabeza de San Juan el Bautista, sobre la que hay más historias que caracteres para este texto.
El nombre de Gaztelugatxe parece provenir de la raíz euskera de Gazteluz y aitz, que se puede traducir como la roca del castillo. El 24 de junio, día de San Juan, suelen celebrarse ingentes romerías a las que acuden principalmente desde Bermeo tanto a pedir favores como a agradecer los ya otorgados. Esta misteriosa Ermita sólo ofrece 3 misas al año, el día mencionado de San Juan, el de San Ignacio de Loyola que es el 31 de julio y el 30 de Diciembre, día de San Raúl de Cambrai y día de agradecer las bendiciones recibidas en el año y ofrecer los propósitos para el venidero.
Alrededor de este hermoso lugar han surgido una cantidad enorme de leyendas y mitos, como la de que San Juan Bautista mandó construir esta ermita tras llegar a las costas vascas, particularmente a Bermeo y desde ahí en tres pasos gigantescos llegó al islote más bello del mundo, dejando huellas en el arco de San Juan de Bermeo la primera, la segunda junto a un pequeño caserío en Itzazalde, la tercera en lo alto de Burgoa y la cuarta en el último escalón que nos lleva desde las faldas del islote a la cima donde se haya este lugar de meditación y rezo a lo largo de los siglos. La huella aún se puede ver y según la leyenda al poner el pie sobre ella se garantiza que se cumpla el favor que ahí se pida.
Son 241 escalones los que hay que subir desde la falda del islote a la cresta del mismo donde la misteriosa Ermita corona la vista en cuyo fondo descansa lo más frío del Atlántico. Lugar que ha sido testigo a lo largo de la historia de asedio de piratas como el legendario Francis Drake quien junto con sus corsarios saquearon la Ermita en el siglo XVI, batallas navales y pedestres así como aquelarres nocturnos de viejas brujas vascas quienes, acompañadas de mandrágoras, eguzkilores y machos cabríos, llevaban a cabo sus oscuros rituales.
Su historia está anclada al mar, a los arrantzales (pescadores) y navegantes pues el interior de la ermita contiene también exvotos de marineros salvados del mar, maquetas de algunos barcos y cuadros donde se pueden ver a los peces de madera y tela luchar contra la furia de Neptuno. Hoy en día los arrantzales que van en busca de los bonitos y bacalaos que servirán de alimento a sus familias, tienen la costumbre de dar un par de giros a babor y estribor para que el santo del islote los proteja, les de buena pesca y los traiga de regreso con bien.
Como sabemos por los evangelios sinópticos, San Juan el Bautista fue torturado y decapitado por Herodes a solicitud de su hija Salomé, quién le pidió su cabeza en una bandeja. Esta terrible escena es magistralmente inmortalizada por los maestros del pincel Caravaggio y Francisco de Goya. Hay varias tesis sobre dónde se encuentra la cabeza del hombre que bautizó a Jesús, las más conocidas afirman que sus restos craneales están en la mezquita Omeya de Damasco, Siria, en el museo Residenz de Múnich, Alemania, en la basílica católica de San Silvestro in Capite, en Roma y la cuarta teoría afirma que está en la catedral de Amiens, en Francia. Sin embargo hay quienes afirman que su cabeza llegó a San Juan de Gastelugatxe traída por los templarios a mediados del siglo XII y está escondida bajo la ermita.
Hace poco este fantástico lugar apareció en la serie “juego de tronos” y eso detonó aún más su fama y punto focal de visita para turistas y aficionados de la serie. Encarnando a Dragonstone, Gastelugatxe fue un plató tanto de esta serie como de “la casa del dragón” para convertirse en la casa de Daenerys Targaryen, un impresionante castillo ubicado virtualmente donde se encuentra la ermita.
Estuve ahí hace ya poco más de 15 años, pero no podré olvidarlo jamás y se los recomiendo ampliamente en algún viaje que tengan por el norte de España donde está, sin duda alguna, una de las mejores cocinas del mundo. Hablando de esto les recomiendo llegar al pequeño restaurante que está justo frente al islote, desde donde se obtendrán además las mejores vistas posibles a San Juan y al cantábrico. Estar ahí al atardecer lo hará aún mejor y les recomiendo que prueben el marmitako, un guiso de bonito (pescado) con patatas, cebolla, pimiento vasco y tomate de la tierra, los txipirones o la merluza a la koxkera, un plato muy típico de la zona elaborado con huevo, espárragos, guisantes y almejas. Riégalo con un txakoli de Bizkaia o una vasconia pilsen con kas de limón y deja que la belleza sublime del lugar, te cubra por completo.
Al final de la Narracion, pareciera como si te fuera imposible negar el orgullo de tus Origenes Vascos Jose!!!
Un abrazo!
Leerte siempre es un gusto, que deliciosa manera de describir un viaje con tu padre, con tu hijo. Presentar y enseñarnos que la casa del dragón es un bello islote que comunica la tierra con el cielo y que en su cumbre se encuentra una Ermita que es atalaya de la gente del mar y que responde al nombre del último profeta, y del primero y único santo que se celebra en el día de su natalicio “San Juan Gastelugatxe”.
Bravo.