Hay de familias a familias y de obras a obras y en este sentido el arte no ha escatimado a través de lo siglos en retratar y perpetuar en distintos soportes los rostros y las historias que de alguna forma han forjado la historia del mundo; tal cosa pasa con obras que retratan a las familias reales o bien aquellas que hacen alusión a ciertas batallas, y ni hablar de la enorme gama de obras que van sobre la anunciación de María o bien los muchos pasajes bíblicos que han quedado plasmados sobre lienzo y que pueden ser apreciados y admirados a lo largo y ancho de las galerías en los museos más importantes del mundo.
Una de las familias e historias universales que han sido fuente infinita de inspiración para artistas, son las referidas al origen, transcurso y reinado del mundo desde la óptica de la mitología y en este sentido, en especial me atraen aquellas que se centran en los mitos griegos, y es que de verdad son una chulada. Veamos un poco pues el comienzo de la historia de Zeus, el hijo que vengó a sus hermanos y que le repitió la receta a su padre dándole una cucharada de su propio chocolate, como reza el refrán1 y aprovechemos de paso, para ver algunas pinturas.
Resulta que al comienzo de los tiempos, según Hesíodo, Urano gobernaba y simbolizaba “el todas las puedo”. Urano, era hijo de Gea, la madre tierra, quien había concebido a Urano por sí misma, sin necesidad de macho que le ayudara en el proceso y al mismo tiempo era también su esposo. La unión de Gea y Urano trajo al mundo a la primera generación de titanes, y de entre estos, nació Cronos.
Como ha sucedido en miles de casos a lo largo de la historia, el hijo, Cronos, ambicionaba el poder del padre para gobernar el universo. Por su parte Urano que seguro no era bondadoso ni amoroso, ya no llevaba bien la fiesta con Gea, pues éste se había encargado de esconder en el Tártaro (que según la mitología se trataba de un abismo profundo usado como mazmorra de sufrimiento usada para los criminales mortales) a sus hijos, los Cíclopes y a sus hermanos Coto, Briareo y Giges, los Hecatónquiros.
Gea furiosa y desencantada de Urano reunió a sus hijos, los titanes, para que mataran a Urano, tarea que el ambicioso Cronos aceptó y con la ayuda de una enorme hoz creada y otorgada por Gea, castró al padre. La imagen siguiente es una obra del siglo XVI pintada por Giorgio Vasari, que representa la escena de la castración y que es una chulada2.
Mas el poderoso Cronos, de mente retorcida, armado de valor, al punto respondió con estas palabras a su prudente madre: «Madre, yo podría, lo prometo, realizar dicha empresa, ya que no siento piedad por nuestro abominable padre; pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones».
(Hesíodo, Teogonía)
Bueno, pues habiendo el hijo Cronos destronado a su padre Urano y habiéndolo encerrado en el Tártaro, con ayuda y bajo la maquinación de su madre Gea, quien con la salpicada sangre del cónyuge dio a luz a la Erinias, Cronos se convirtió en el primer rey del mundo, pero como bien dice el otro refrán, el que la hace la paga.
Resulta que en estas historias de infamias de familia, además de intrigas, traiciones y asesinatos también reina el incesto, como ya hemos visto en el caso de Gea, y por supuesto como en las mejores sagas, también hay profecías. Así las cosas, sucedió entonces que Cronos que había castrado a su padre y arrojado sus testículos al océano (lo que luego daría origen a Afrodita), se casó con Rea, que sí, era su hermana y con quien tuvo muchos hijos. Pero Cronos, como es de imaginarse no era tan distinto a Urano y quería dominar solito, teniendo el cielo de Urano y la tierra de Gea quiso hacerse también del control del mar.
Del romance entre Cronos y Rea nacieron seis hijos, los primeros cinco: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidon, sin embargo, había una profecía que dictaba que uno de sus hijos lo destronaría, situación que a Cronos, sabiendo el propio hurto que él había cometido contra el padre, lo ponía loco y paranoico, así que determinó para evitar tal embrollo tragarse a sus hijos al nacer.
Las dos imágenes siguientes son obras maestras, la primera de Paul Rubens (siglo XVII) (fragmento) y la segunda de Goya (siglo XIX), que muestran el terror y la teatralidad de Cronos devorando a sus hijos. Miren qué joyas!3
Rea, desesperada por esta situación y guiada por el sufrimiento de vivir el destino que estaban teniendo sus hijos, decidió esconder a su sexto hijo, Zeus, en la Isla de Creta y a cambio dió a Cronos una piedra especial para que éste la devorara y creyera que que se había tragado a su hijo eliminando así las posibilidades de la profecía. Cronos cayó redondito en el engaño.
A Zeus lo criaron durante su crecimiento la cabra Amaltea y las Melias, que eran ninfas del fresno portador de Maná y recibía con regularidad la visita de su madre Rea quien lo educaba en la venganza contra el padre. Cuando Zeus creció le dio una probadita de su propio chocolate a Cronos y materializó su venganza dándole de beber una mezcla que lo hizo vomitar a los cinco hijos que se había tragado, quienes salieron no solo vivos sino enteritos y de ese modo, Poseidón, Hades, Hera, Deméter y Hestia agradecieron y juraron lealtad a Zeus, naciendo así la era de los dioses del Olimpo.
En una saga en donde la secuela se pone mejor que la primera entrega, contrario a Urano, Cronos no se dio por vencido fácilmente, sino que lucho contra sus hijos, dando comienzo así a la Titanomaquía, una batalla que se prolongó durante una década y que enfrentó a dioses contra titanes, pero eso, es materia de otra historia de la que luego escribiremos. Obviamente Zeus, además de el Dios supremo o bien como parte del papel, también tuvo su lado muy oscuro y sus manías, traiciones y arrebatos, que desde luego, están retratados en el arte y de los que ya hablaremos más adelante.
Por lo pronto, espero que hayas disfrutado de la lectura y refrescado tu memoria de estas historias que estoy seguro conocías. Si te gustó, pues dale like y compártelo con quien creas que lo puede disfrutar también.
Abrazos y buena tarde, i.
Por cierto que se supone que el origen de este refrán mexicano encuentra su origen en San Cristobal de las Casas, Chiapas en 1625. Cuenta la historia que las mujeres que acostumbraban ir a misa gozaban de tomar una tacita de chocolate al tiempo que se daba la misa, pues las celebraciones eran larguísimas, lo que generaba que las doñitas se pusieran a echar el chal al tiempo que el padre pronunciaba la palabra de Dios, circunstancia que no fue del agrado del obispo de la zona, don Bernardo de Salazar y Frías, quien prohibió la disposición del cacao durante el rito. La prohibición alejó a estas mujeres quienes comenzaron a asistir a misa en los conventos en vez de en la Catedral.
Un buen día, después de la prohibición, el obispo amaneció muerto y se determinó que había muerto envenenado, rezando la leyenda que dicha intoxicación se debió a la ingesta de una bebida hecha a base de cacao, por lo que desde aquél día se dice: “le dieron una cucharada de su propio chocolate”
La obra es un fresco de 1564, que se encuentra en la Sala di Cosimo, en el Palazzo Vecchio de Florencia, Italia
Tanto la obra de Francisco De Goya como la de Rubens, se pueden apreciar en el Museo del Prado en Madrid.
Soy Jafet del grupo gana tu mañana monterrey! Un gusto y que bien escribes bro! Saludos
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