252 The Coolture
Gastronomía, arte y cine como embajadores culturales en la globalización (Parte I)
Hoy estoy muy contento de compartir con ustedes esta editorial (en dos partes), que es la primera colaboración de mi hijo Santiago. Financiero, amante de las artes, de la gastronomía y tipazo indiscutible. Hoy nos cuenta de tres de sus grandes pasiones.
Enjoy, i.
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En los últimos años, el concepto de “globalización” se ha utilizado con tanta frecuencia que parece un condimento en la vida cotidiana, uno que se aplica de manera automática, fácil y, en ocasiones, en exceso. Sin embargo, la globalización es mucho más que un simple término, ya que representa un fenómeno profundo que ha transformado las culturas a nivel mundial; es al igual, una herramienta poderosa que, como una receta de cocina, combina y fusiona ideas, gustos y tradiciones, permitiendo que lleguen a personas y lugares inesperados gracias a la aceleración de la comunicación y la tecnología.
En esta editorial, exploro cómo tres pilares culturales —el cine, la gastronomía y el arte— han actuado como embajadores clave de la globalización, al ser elementos que no solo reflejan la identidad de sus comunidades de origen, sino que también han sido vehículos esenciales para la conexión cultural en un mundo cada vez más interconectado.
Para entender mejor este tema, es importante empezar por lo básico, ¿qué es la globalización? y en términos simples, basta decir que se trata de un proceso que conecta a personas, empresas y culturas de todo el mundo, gracias a cosas como la tecnología, el comercio y la comunicación, pero la globalización no solo tiene que ver con economía, también ha cambiado la forma en que compartimos tradiciones y nos conocemos entre culturas.
En este contexto como ya se mencionó previamente, el cine, la gastronomía y el arte juegan un papel muy importante, ya que funcionan como embajadores culturales, llevando lo mejor de cada lugar a diferentes partes del mundo. Estas expresiones culturales no solo conectan personas y difunden identidades únicas, sino que también generan un impacto profundo en las dinámicas culturales locales y globales, al tiempo que permiten que las tradiciones viajen y se transformen planteando preguntas sobre cómo balancear lo nuevo y lo tradicional en un mundo tan vinculado.
Para comenzar con nuestros embajadores culturales, me gustaría hablar sobre la gastronomía, un tema que me parece fascinante porque conecta culturas a través de los paladares, adentrándose en tradición, sazón y años de historia. La comida no es solo algo que necesitamos para vivir, también es una forma increíble de compartir nuestra identidad y de conocer secretos milenarios de culturas distantes a la nuestra, y en este sentido, la globalización ha hecho posible que platos locales lleguen a prácticamente cualquier rincón del mundo.
El sushi es un gran ejemplo de esto. Lo que empezó en Japón como una forma de conservar pescado usando arroz fermentado, se ha convertido en un fenómeno global. Hoy en día, puedes encontrar sushi en casi cualquier lugar, desde restaurantes súper exclusivos hasta tiendas de comida rápida, además, se ha adaptado a cada país, incorporando ingredientes como aguacate o mango que no forman parte de las recetas originales, pero que lo hacen más cercano a otros paladares.
Algo similar pasa con los tacos, que son un orgullo de la gastronomía mexicana. Lo que alguna vez fue una comida sencilla y práctica para los trabajadores, ahora es un símbolo cultural que todos reconocen y como con el sushi, hay que decir que en cada país, los tacos han tomado un giro propio, desde los tradicionales al pastor, hasta los famosos "Tex-Mex" en Estados Unidos o las fusiones como los tacos de pollo teriyaki en Japón.
El ramen, por su parte, es otro gran ejemplo de cómo la globalización impulsa la gastronomía. Lo que comenzó como una comida callejera en Japón ahora es un plato que se disfruta en todas partes del mundo; hay ramen para todos los gustos, desde las recetas más auténticas con caldo de cerdo hasta versiones vegetarianas o las populares sopas instantáneas que han conquistado millones de hogares, con su versión económica y acelerada que imita este plato tradicional.
Estos ejemplos muestran cómo la globalización no solo permite que las cocinas locales viajen a otros países, sino que también les da la oportunidad de evolucionar, mezclarse con otros sabores y crear experiencias únicas que conectan a las personas a través de la comida.
En lo personal, el tema de la gastronomía es algo que me apasiona. La idea de poder fusionar y compartir una cultura a través de un platillo o una receta me parece algo grandioso, así como tener la posibilidad de conocer elementos vitales de una cultura o parte de ella sin necesidad de tomar un vuelo o recorrer miles de kilómetros es, para mí, algo excepcional.
Además, me gustaría compartir una costumbre que disfruto mucho practicar y que se relaciona con este tema. En cada uno de los viajes que hago, me pongo como propósito probar exclusivamente la comida callejera de la ciudad que visito, esto lo hago con la intención de experimentar la gastronomía de la forma más auténtica posible, es decir, de la misma manera en que se alimenta la gente común y local de dichos sitios. Creo que la comida callejera no solo refleja los sabores más tradicionales, sino también el espíritu de las comunidades locales, con sus rutinas, historias y formas de vida.
A través de esta costumbre, he descubierto que los alimentos tienen el poder de romper barreras culturales y de idioma, y que un simple platillo puede transmitir más sobre una sociedad que cualquier guía turística. Para mí, estas experiencias gastronómicas se convierten en una forma de conectar con las personas y comprender mejor sus tradiciones, incluso en un mundo donde las fronteras culturales tienden a diluirse por la globalización.
Para concluir con el tema de la gastronomía, cabe destacar que la industria de alimentos y bebidas representa el diez por ciento del PIB mundial y genera millones de empleos, demostrando cómo las artes culinarias están profundamente conectadas con la economía global. Además, un estudio reciente muestra que platos como el sushi, los tacos y la pizza están entre los más populares a nivel internacional, lo que bien ejemplifica, el punto de que la comida trasciende fronteras culturales y geográficas que nos hace conectar.
El cine como lenguaje universal
Como segundo embajador de la globalización, tenemos al séptimo arte, uno de mis favoritos: El cine. Este medio no solo sirve para entretener, sino que también es una forma increíble de compartir y conocer tradiciones, valores y formas de vida de diferentes culturas y de distintos personajes históricos o ficticios, ya que a través de las películas, podemos ver cómo vive la gente en otros lugares, cuáles son sus costumbres y hasta entender sus problemas y emociones y conectar con ellas.
Además, el cine tiene la magia de que puede llevarnos a recorrer ciudades, paisajes y ambientes culturales sin movernos de nuestro lugar, palomitas en mano; es como una ventana gigante que nos muestra el mundo de una manera que a veces ni siquiera imaginamos y nos despierta curiosidades que alimentan el hambre de saber más sobre lo que hay más allá de lo que conocemos.
El impacto de Hollywood y las industrias locales:
Por mucho tiempo, Hollywood ha sido como el "rey" del cine mundial, marcando tendencias en cómo se cuentan las historias y cómo se ven las películas, pero la estadounidense ya no es la única industria que importa, Bollywood, Nollywood y el cine coreano también están dejando su huella; Bollywood, por ejemplo, produce un montón de películas al año (¡más de 1,500!) y combina tradiciones indias con historias modernas que llegan tanto a India como a otras partes del mundo. Nollywood, por su parte, que es la industria de Nigeria, se ha vuelto la segunda más grande en cuanto a cantidad de películas y toca temas que conectan con millones de africanos; y luego está el cine coreano, que gracias a películas como Parasite ( una de mis favoritas) ha demostrado que las historias locales pueden tener un impacto global, mostrando la riqueza cultural de Corea del Sur. Basta recordar la magnitud de premios y aplausos que recibió.
El papel de las plataformas de streaming:
Hoy en día, plataformas como Netflix, Amazon Prime y Disney+ han cambiado todo, pues ahora es más fácil que nunca ver películas de cualquier parte del mundo sin importar dónde estés. Por ejemplo, Roma y Parasite no solo ganaron premios importantes, sino que también llegaron a millones de personas que antes tal vez no habrían tenido acceso a esas películas. Estas plataformas están ayudando a que más gente pueda descubrir y disfrutar historias de culturas diferentes y por supuesto ayuda a lograr que los creadores logren de un modo mucho más económico hacer llegar sus historias a muchísima mas gente, lo cual es algo súper valioso.
Festivales de cine, más allá de los premios.
Los festivales de cine, como los de Cannes, Berlín y Venecia, no solo son para premiar películas, también son espacios donde el cine de diferentes partes del mundo puede brillar y son espacios que ayudan a que historias de lugares pequeños o con menos recursos lleguen a una audiencia global, y además conectan a cineastas y públicos de distintas culturas, creando un intercambio cultural súper enriquecedor.
El cine es mucho más que entretenimiento, de hecho, es una manera de conectar con lo diverso y de aprender sobre el mundo, siendo que nos muestra realidades que de otro modo tardaríamos mucho más tiempo en observar o a las que quizá jamás tendríamos acceso y con su magia y alcance mundial hace que las culturas se acerquen unas a otras, haciéndolo un verdadero embajador de la globalización. En mi experiencia el cine ha sido una herramienta sumamente valiosa para poder contextualizarme de muchos temas de interés propio, así como también para poder conocer contextos históricos, sociales e ideológicos, que sin la ayuda del cine esto hubiera sido mucho más complicado.
Una de las películas que inevitablemente viene a mi mente al pensar en este fenómeno cultural y social es La Haine (El odio), dirigida por Mathieu Kassovitz y estrenada en 1995 …
[…continuará…]
De tu editorial debo decir que en tu pluma hay cuidado del idioma y de las formas, hay elegancia y fluidez que te lleva a continuar en la lectura y a odiar el tener que esperar por una segunda parte.
Gran simil el que utilizas por incuestionable, para explicar y mejor comprender el fenómeno de la globalización vs. una receta de cocina; en ella vi la interdependencia que nace entre pueblos, comunidades y paises gracias a los avances tecnológicos en la comunicación. Créeme nunca hubiera deseado disfrutar de un platillo de haberlo visto en una televisión en blanco y negro en donde la nieve parecía inundar la pantalla, con una antena de conejo que nunca lograbas colocarla en su lugar.
Tres inmejorables pilares -gastronomía, arte y cine- soportan tu disertación que convence, y son ellos tus embajadores que entregan con este artículo de manera inmejorable tu carta de presentación.
Mil Felicidades H. Hando.