Inside Out 001 / Visitas inspiradoras
Es sábado y en Inside Out escribo de modo mucho más personal. Hoy, 70.3 millas de pura enseñanza silenciosa.
Cada uno a su ritmo, algunos de forma consciente y empujada por la voluntad y la disciplina y algunos otros de forma más natural casi despreocupada y automática procuramos crecer y ser mejores seres de lo que fuimos ayer, por eso es normal que año con año todos en tinta sobre papel, ordenador o de forma mental, hagamos una lista de los propósitos y mejoras que quisiéramos cumplir o lograr respecto de nuestra vida cotidiana, ya sea un mejor trabajo, un aumento de sueldo, renunciar a fumar, beber menos, hacer ejercicio, encontrar pareja, aprender equis cosa, desarrollar tal o cual hábito, etcétera. Algunos se cumplen, otros ni se recuerdan después del día primero y algunos más aparecen en la lista de todos los años y jamás se concretan.
Se dicen varias cosas sobre la forma en que nos moldeamos para convertirnos en las versiones que somos según el año que transcurra. Tres elementos que influyen en el resultado son sin duda, la gente de la que nos rodeamos; los contenidos que consumimos (vemos, escuchamos, leemos); y los hábitos que desarrollamos (sanos o no) que en buena medida están influenciados por los dos primeros y a su vez los tres elementos anteriores dan forma al modo en que pensamos, nuestro pensamiento alimenta lo que creemos y finalmente nuestras creencias guían nuestro comportamiento que en conjunto con lo anterior forjan nuestro carácter.
Un par de fines de semana atrás tuvimos oportunidad de convivir con queridos amigos, de esos amigos de poca frecuencia y mucha hermandad, que ves poco pero que los años no merman la confianza y el cariño, ni la empatía o la complicidad. Amigos de vida. Mi amigo Luis y su esposa Ana vinieron hasta Monterrey acompañados de sus chamacos y lo hicieron manejando por diez horas con el único fin de hacer un medio IronMan. A ver, aquí me detengo a hablar de lo que da título al post, hay muchas cosas que me gustaron de esta visita, que me inspiran, que admiro y que me quedan como aprendizajes. Lecciones que provienen de la gente de quienes nos rodeamos, que si tenemos suerte, somos inteligentes y elegimos bien, siempre su presencia se convertirá en buena cosecha.
Lo primero es la determinación por hacer lo que querían hacer, es decir, quisieron hacer un medio IronMan (por tercera o cuarta vez) y no les importó manejar diez horas en viernes saliendo de Ciudad de México, con niños chiquitos a bordo. Ya el tema me parece digno de reconocerse, bien pudieron haber esperado a algo más cerca o bien buscar dejar a los niños o, tomar un vuelo y hacerlo fácil, pero por equis o ye circunstancias las cosas no se acomodaron de forma fácil e igual decidieron seguir con el plan y cumplir su meta, pero la parte menos difícil era llegar a competir, lo que estaba verdaderamente de flojera era el regreso a casa y es que habiendo competido en domingo y asumo que uno acaba molido después de hacer ejercicio de alto rendimiento durante seis horas seguidas recorriendo 70.3 millas en distintas disciplinas, debían al día siguiente (en lunes y sólo unas horas después de haber terminado) tomar carretera de regreso por otras diez horas (quizá más porque la carretera de Querétaro a México puede ser la muerte), para llegar a casa, bañar y acostar niños, guardar maletas y al día siguiente arrancar la normalidad antes de las 6am… wow, una vez más la determinación me parece increíble, porque la verdad es que la adversidad siempre facilita los pretextos; (ii) está increíble que los dos estén inmersos en la misma actividad y que ambos se entusiasmen, se animen e impulsen a competir y retarse juntos haciéndolo a través del deporte que además tiene aparejado un sinfín de beneficios adicionales. Verdaderamente me parece sensacional forma de convivir en pareja y crear momentos de complicidad, porque crecen, fortalecen su voluntad, su unión, se animan, se soportan y se levantan mutuamente si uno se cae. Creo que está increíble; (iii) obviamente admiro la disciplina y los hábitos que estos amigos (y todos los que hacen este tipo de competencias) tienen para prepararse (horarios, alimento, descanso, constancia, persistencia, resiliencia, etc), se necesita mucho carácter para lograr la meta (más allá de que les llene, les apasione o lo que sea); y (iv) lo que más admiré de haberlos visto competir y lograr sus metas y propósitos, es que no lo cantaron a los cuatro vientos, no lo publicaron en ningún lado, no lo cacarearon en círculos sociales, no mamonearon sus medallas, ni sus tiempos, ni hicieron comentario alguno sobre su logro o sobre lo mucho que se requiere para llegar a cristalizar su logro, lo hicieron por ellos y para ellos, en silencio, para su beneplácito personal, para fortalecer su complicidad manteniéndola íntima, sin necesidad de aplausos.
Es maravilloso ver como gente común y corriente logra con disciplina y amor cosas fantásticas, más maravilloso es ver a dos personas que se aman haciéndolo juntas animándose el uno al otro y reconociéndose, diciéndose lo orgullosos que están uno del otro sólo con la mirada y aún más es atestiguar que tan sólo lo hacen para ellos, por ser mejores, por superarse, por palomear sus anhelos estando juntos y sin necesidad de reflectores.
Visión. Disciplina. Constancia. Humildad.
Grandes mis amigos.
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