043 The Coolture
The Harvard Grant Study, un estudio sobre el desarrollo de adultos y su encuentro con vidas más felices y longevas.
Hace más de 85 años, en 1938, investigadores de la escuela de medicina de Harvard fondeados por la Grant Foundation establecida en 1936, por William T. Grant se propusieron responder la siguiente pregunta: ¿Qué hace que una vida sea buena? Para tales efectos se reclutó a cientos de participantes (la mayoría pertenecientes a los miembros de las promociones universitarias de 1942, 1943 y 1944) que aceptaron participar en una serie de entrevistas, cuestionarios, exámenes físicos y mediciones fisiológicas extensas. El objetivo inicial era “ayudar a aliviar la discordia del mundo en general” – como lo expresó el propio W.T. Grant al periódico The Harvard Crimson en 1942 … derivando en que a la fecha se hayan recopilado una serie de datos que pudieran ser un tesoro para el estudio y la mejora de la vida de miles de personas.
También conocido como Estudio Harvard sobre el Desarrollo de Adultos, y siendo éste ya uno de los estudios longitudinales más completos jamás realizados, ha seguido la vida de cientos de hombres (y más recientemente mujeres) durante larguísimos periodos de tiempo y de eventos relevantes en el trayecto de sus vidas, tales como la graduación universitaria, el matrimonio, la guerra, la paternidad, las crisis vitales y la vejez. Los responsables del Estudio han recopilado una amplia gama de datos sobre el bienestar físico y mental de los hombres.
“What I have in mind is to assist, by some means, in helping people or peoples to live more contentedly and peacefully and well in body and mind through a better knowledge of how to use and enjoy all the good things that the world has to offer them”
WILLIAM T. GRANT 1936
El Dr. Arlie Bock, médico de Harvard, inició el proyecto en 1938 con el aval de su patrocinador, el magnate estadounidense, fundador de los almacenes "W. T. Grant Co. 25 Cent Store" fundados en 1906.
Al inicio, fueron hombres los miembros iniciales del Estudio divididos en dos grupos, el primero de ellos estudiantes en Harvard entre 1939 y 1944 que terminaron sus estudios durante la Segunda Guerra Mundial y cuya mayoría después fue a la guerra; el segundo grupo se enfocó en un puñado de chicos provenientes de los barrios más pobres de Boston, que provenían de las familias más problemáticas y desafortunadas del Boston de los años 30´s (Glueck Study). La intención de su director, Arlie Bock, era estudiar a hombres normales y exitosos, darse cuenta de qué hace que una vida sea buena y tal vez incluso descifrar una receta general para el éxito.
Tras los primeros años, la continuidad del Estudio encontró obstáculos de entusiasmo y financiamiento. Sin embargo por la época a mediados de los 50´s y con el Estudio pendiendo de un hilo, Charles McArthur y su grupo de investigadores mantuvo la llama encendida enviando cuestionarios a los participantes cada dos años. Finalmente, el timón económico retomó el rumbo y el Estudio encontró recursos de fuentes diversas, entre las que figuraron la Fundación Rockefeller y la tabacalera Philip Morris.
Cuando los hombres alcanzaron la mediana edad en la década de 1960, muchos lograron un éxito espectacular, otros al contrario se fueron en picada. Entre los que encontraron el éxito profesional, cuatro se postularon para el Senado de los Estados Unidos, uno se convirtió en presidente y otro en autor de best sellers. De los participantes originales, hasta hace unos 8 años, 19 de ellos seguían con vida en torno a los 90 años. Entre los reclutas que dieron inicio al estudio, se encontraban John F. Kennedy quien eventualmente en 1960 se se convertiría en el trigésimo quinto titular de la silla presidencial estadounidense, así como el veterano editor del Washington Post, Ben Bradlee.
En 1967, un joven psiquiatra llamado George Vaillant descubrió el estudio de Harvard y se entusiasmo de las posibilidades que presentaba. Vaillant, se convirtió en el principal promotor del Estudio Grant y el proyecto volvió a cobrar fuerza.
Hace un par de décadas, se incluyó a las esposas de los estudiados en el Estudio. El Estudio además de entrevistas y cuestionarios, conlleva grabación de conversaciones entre cónyuges, entrevistas con sus hijos, historiales clínicos, pruebas de sangre, escáner cerebrales, entre otros métodos de estudio. Del mismo modo se incluyeron a los hijos de los hombres en estudio, que se estima suman alrededor mil trescientos y que rondan un rango de edades entre los 50 y 60 años. Lo anterior, para descubrir cómo las experiencias tempranas de la vida afectan la salud y el envejecimiento con el tiempo
¿Hay alguna lección clara que pueda ayudarnos a todos a vivir una buena vida y tomar decisiones óptimas?
En palabras de Robert Waldinger4, cuarto director del estudio y autor, entre otros, del libro The Good Life, los resultados no tienen que ver nada con riqueza, fama o con trabajar mucho, conceptos que resumen las metas y sueños de cientos de entrevistados jóvenes a los que se les preguntó sobre sus anhelos en tiempos recientes.
Pero hay que ver esto como hallazgos relativamente recientes, pues no sólo los millennials entrevistados añoraban la fama y la riqueza, buena parte de los estudiados de origen también lo hacían pensando que en ellas se encontraba la felicidad. De hecho, el Estudio ha tenido varios directores y las líneas de investigación de cada momento reflejaban sus intereses médicos y puntos de vista.
Bajo la dirección del primer director, Clark Heath, que permaneció en el cargo desde 1938 hasta 1954, el Estudio, afirma Michael Miller, reflejó la visión dominante de la época sobre la genética y el determinismo biológico. Del mismo modo afirma que los primeros investigadores creían que la constitución física, la capacidad intelectual y los rasgos de personalidad determinaban el desarrollo adulto.
Waldinger continúa afirmando …"el mensaje más claro en estos 75 años de estudio es que las buenas relaciones nos hacen más felices y más saludables. Punto…”
"El hallazgo sorprendente es que nuestras relaciones y lo felices que somos en ellas tiene una poderosa influencia en nuestra salud", afirmó también Robert Waldinger, “Cuidar tu cuerpo es importante, pero cuidar tus relaciones también es una forma de autocuidado. Esa, creo, es la revelación”.
Los vínculos de las relaciones cercanas protegen a las personas de los descontentos de la vida, ayudan a retrasar el deterioro físico y mental y son mejores predictores de vidas largas y felices, por encima de la clase social a la que se pertenezca, el coeficiente intelectual o incluso los genes. Este resultado se confirmó tanto en los hombres de Harvard, pertenecientes a las altas esferas sociales y tenedores de todas las comodidades, así como entre los participantes de los paupérrimos barrios de Boston. “La soledad mata”, afirmó Waldinger, sosteniendo que quienes mantuvieron relaciones cálidas vivieron más y fueron más felices. En la misma línea, se descubrió también que aquellos con un fuerte apoyo social experimentaban menos deterioro mental a medida que envejecían.
Asimismo, como parte de los resultados recientes se encontró que las mujeres que sienten apego por sus parejas (de forma sana obviamente) son menos propensas a la depresión y mantienen mejores funciones de memoria que aquellas con conflictos matrimoniales frecuentes.
En la plática TED dada por el director del Estudio, y que puedes encontrar al final de este post (y que desde luego vale la pena que le dediques doce minutitos), éste afirmó que “Las buenas relaciones no sólo protegen nuestros cuerpos; protegen nuestros cerebros” para continuar afirmando “…esas buenas relaciones no tienen por qué ser fluidas todo el tiempo. Algunas de nuestras parejas octogenarias podían discutir día tras día, pero mientras sintieran que realmente podían contar el uno con el otro cuando las cosas se ponían difíciles, esas discusiones no afectaban sus recuerdos”. Las personas solitarias viven menos.
Tres lecciones del Estudio Grant, en palabras de Michael Miller, columnista de Inteligencia emocional:
1. El éxito (en cuanto a lograr la felicidad) se ve a lo largo de la vida de una persona, así que piense a largo plazo.
Algunos hombres empezaron felices y bien adaptados, sólo para terminar muriendo solos y tristes. Y otros comenzaron con perspectivas de éxito bastante sombrías y terminaron viviendo vidas largas y satisfactorias. Entonces, para responder a la pregunta de qué constituye una buena vida, es esencial observar el panorama completo.
2. La inteligencia emocional es clave
“…Para tener éxito a lo largo de toda una vida, uno inevitablemente enfrentará reveses, luchas y dolor. El Dr. Vaillant, director del estudio durante mucho tiempo, centró gran parte de su energía en cómo (y con qué eficacia) los hombres del estudio respondieron a los problemas de la vida. Llamó “adaptaciones” a las habilidades que uno utiliza para enfrentar estos contratiempos, y determinaron en gran medida el éxito con el que los hombres envejecían, tanto física como psicológicamente.
En una entrevista con The Atlantic, Vaillant, que nombró como adaptaciones, a las habilidades que uno utiliza para enfrentar estos contratiempos, describió que “…cuando nos cortamos, nuestra sangre se coagula. De manera similar, cuando enfrentamos un desafío grande o pequeño (la muerte de un ser querido o un desacuerdo en el trabajo), estos mecanismos de afrontamiento nos guían a través de la situación emocional. Pero así como la coagulación puede salvarnos de morir desangrados o obstruir una arteria y matarnos con un ataque cardíaco, las defensas que empleamos pueden salvarnos o arruinarnos...”
3. Relaciones cercanas.
Como vimos al hablar de las afirmaciones de Waldinger, los datos indican que las relaciones cercanas son las que mantienen felices a las personas durante toda su vida. Las relaciones sólidas no sólo se correlacionan con la felicidad, sino también con la salud física, la longevidad y el éxito financiero, lo que quiere decir que la falta de comunidad también es mortal.
También en palabras de Miller, el Estudio como parte de sus resultados determinó que la calidez de las relaciones estaba altamente correlacionada con el éxito financiero, mas que la inteligencia cognitiva, lo que representa un hallazgo consistente con otras investigaciones.
…”No hubo una diferencia significativa en el ingreso máximo obtenido entre aquellos con un coeficiente intelectual de aproximadamente 110 y aquellos con un coeficiente intelectual superior a 150. Pero aquellos que obtuvieron la puntuación más alta en las mediciones de “relaciones cálidas” ganaron significativamente más que los demás en sus años de mayores ingresos…”
Gazettemikepetroff, & Gazettemikepetroff. (2024, 11 enero). Good genes are nice, but joy is better. Harvard Gazette. https://news.harvard.edu/gazette/story/2017/04/over-nearly-80-years-harvard-study-has-been-showing-how-to-live-a-healthy-and-happy-life/
Miller, M. (2021, 26 abril). Want a Good Life? 3 Lessons from Harvard Grant Study. Six Seconds. https://www.6seconds.org/2021/04/19/harvard-grant-study/
TED. (2016, 25 enero). Robert Waldinger: What makes a good life? Lessons from the longest study on happiness | TED [Vídeo]. YouTube.
Profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard, director del Estudio de Desarrollo Adulto de Harvard en el Hospital General de Massachusetts y cofundador de la Fundación de Investigación de la Vida. Licenciado en el Harvard College y doctorado en la Harvard Medical School. Dirige un programa de enseñanza de psicoterapia para los residentes de psiquiatría de Harvard. También es maestro Zen (Roshi) y enseña meditación en Nueva Inglaterra y en todo el mundo.
La soledad mata. Una afirmación fuerte que contraviene mis deseos. El hombre es entonces un animal social como dijo Aristóteles hace 2,300 años, por sobrevivencia.
Más que un comentario una reflexión.
Una buena relación nos vuelve más agradecidos y solidarios, nos permite compartir y crear experiencias, hablar de aquello que nos preocupa o importa, porque es quien nos acompaña en este viaje que es la vida.