Comentaste que desde el bar Lupin nos darías tus impresiones; encontraste espacio en la barra, quizá sentado en el mismo banco en el que O. Dazai se reclinó pensativo en las imágenes que después serían o ya eran, la espina dorsal de sus libros, el destino que no la casualidad ahí te llevo.
Pero confieso que el párrafo que empieza “Quedan pocas cosas en mi lista…”, me abrumo por lo que trasmites, del dolor, del amor y del placer recibido y entregado, de la preferencia al sufrimiento, de la mirada que basta y de la bebida de un solo trago. Y después, me conmueve la sincera honestidad del lamento y la disculpa, que no me queda más que agradecer el haberte hoy leído.
Gracias siempre por tus sentidos y finos comentarios, Mario. Con el jet lag aún encima te lanzo una invitación para coincidir en una cantina, algún día.
Ahh ! Excelente. Ya extrañaba tu próxima narrativa. Estas son de las que me gustan, más poéticas, melancólicas, oscuras y divertidas, con un tono un poco kakfiano, un poco de Balzac, dejando volar a la imaginación del lector con ciertas opiniones y deseos y luego atraparlo nuevamente al realismo frío. Y a la misma vez el humor como lo usa Dickens. Un viaje al sigo XIX y de regreso en el tiempo así se sintió. Entre Dickens y Balzac, construyes personajes muy caricaturescos, tu personaje revivió en mi mente, fue kakfiano y humorístico en medio del drama, divaga, se vuelve denso, un poco gris y detallista, crudo y filosófico.
A mí me pareció muy bueno, hace rato no te leía textos así. El primero que leí fue el de las cantinas me gustó muchísimo y este lo superó. Ahora te pregunto, me dejas incógnita, ... porqué solo quieres vivir esos 2 años con esos meses y segundos? Jajaja 😅
Comentaste que desde el bar Lupin nos darías tus impresiones; encontraste espacio en la barra, quizá sentado en el mismo banco en el que O. Dazai se reclinó pensativo en las imágenes que después serían o ya eran, la espina dorsal de sus libros, el destino que no la casualidad ahí te llevo.
Pero confieso que el párrafo que empieza “Quedan pocas cosas en mi lista…”, me abrumo por lo que trasmites, del dolor, del amor y del placer recibido y entregado, de la preferencia al sufrimiento, de la mirada que basta y de la bebida de un solo trago. Y después, me conmueve la sincera honestidad del lamento y la disculpa, que no me queda más que agradecer el haberte hoy leído.
Gracias Benito.
Gracias siempre por tus sentidos y finos comentarios, Mario. Con el jet lag aún encima te lanzo una invitación para coincidir en una cantina, algún día.
Abrazos. En este momento es lo único que sale de mi. Y gracias.
Una mezcla de aceptación y melancolía que llegan muy profundo.
Gracias por la inspiración, Beatrice.
❤️🩷
Ahh ! Excelente. Ya extrañaba tu próxima narrativa. Estas son de las que me gustan, más poéticas, melancólicas, oscuras y divertidas, con un tono un poco kakfiano, un poco de Balzac, dejando volar a la imaginación del lector con ciertas opiniones y deseos y luego atraparlo nuevamente al realismo frío. Y a la misma vez el humor como lo usa Dickens. Un viaje al sigo XIX y de regreso en el tiempo así se sintió. Entre Dickens y Balzac, construyes personajes muy caricaturescos, tu personaje revivió en mi mente, fue kakfiano y humorístico en medio del drama, divaga, se vuelve denso, un poco gris y detallista, crudo y filosófico.
A mí me pareció muy bueno, hace rato no te leía textos así. El primero que leí fue el de las cantinas me gustó muchísimo y este lo superó. Ahora te pregunto, me dejas incógnita, ... porqué solo quieres vivir esos 2 años con esos meses y segundos? Jajaja 😅
Caray, estas comparaciones intimidan. Te aprecio mucho el tiempo de no hacer de este ejercicio un diálogo de sordos.
Ese es el tiempo justo que necesito para realizar un importante proyecto en mi vida del cual espero sean testigos en su momento.
Gracias