Cuando somos niños, el tiempo se siente infinito porque cada momento está lleno de emoción. Esa capacidad de maravillarnos con lo simple, de vivir el presente con curiosidad, es algo que muchas veces perdemos al crecer.
No hay que perder esa mirada de niño.
Para morir en paz, primero hay que vivir en paz. Saludos Benito
Cuan relativo es el tiempo si cinco minutos bastan para soñar toda una vida (M.Benedetti), y como lo malgastamos y olvidamos que es el bien del que esta hecha la vida (B.Franklin).
Que difícil evitar la sensación de que el tiempo vuela; ese que fluye de manera constante e independiente, que es finito e irremplazable; del que pareciese que nunca tuvimos suficiente; ese que hace que el presente siempre sea el ayer.
Si, se debe aceptar “la brevedad de la vida” y su finitud; y sin embargo cuando consciente la afronto y pienso en mis más entrañables afectos, mi mayor y único deseo es ser el primero en partir, lo demás a estas alturas, es lo de menos.
Como sabes, hay artículos que informan, otros que enseñan y algunos que abren un espacio donde el pensamiento se respira. Este texto tuyo pertenece, sin duda, a esa última categoría.
No es solo una reseña sobre Séneca (por cierto descubrí leyéndote que afrontó dos intentos de suicidio fallidos antes de que el tercero resultara definitivo) ni una reflexión suelta sobre la muerte. Es un tejido fino entre saber y sentir, donde conviven la filosofía antigua, el aprendizaje contemporáneo y una voz íntima que no teme mostrarse en su búsqueda.
Me conmovió tu elección de cerrar con Tanatófila, ese extenso poema de Amado Nervo que —me pregunto— ¿cuántas veces habrás recitado en silencio hasta que se volvió parte de ti? ¿Qué hilos invisibles unieron la figura estoica de Séneca, el curso de Christian Carman y ese poema aprendido de memoria? La respuesta no está explícita, pero está ahí para quien se detiene a mirar.
Este texto nos recuerda que la muerte no es solo final, sino medida; que vivir no es urgencia, sino ejercicio diario de sentido. La filosofía no debería quedarse en las bibliotecas ni en las aulas, sino tocar la piel del tiempo vivido. Es un entrenamiento cotidiano, una disciplina, una rutina, y al mismo tiempo un campo desconocido, un espacio de sorpresas… si uno decide dejarse sorprender.
Agradezco esta lectura no por sus certezas, sino por el modo en que sugiere. Porque detrás del saber compartido se percibe una humanidad que no pontifica, sino que ofrece. Y ese gesto, el de abrir la reflexión como quien abre una ventana, es, tal vez, lo más valioso que un autor puede dar.
Por otra parte dicen los órficos como Pitágoras que existe la reencarnación, porque el alma no muere con el cuerpo, sino que está atrapada en un ciclo de reencarnaciones llamado transmigración de las almas y que encuentran la paz hasta que salgan de su penitencia y solo ascendería si se vive con pureza. Por otro lado también está el budismo que cree en la reencarnación del karma que trae esa alma hasta que llega al estado de Nirvana y esa conciencia se libera por siempre de reencarnar su astral kármico. Están los mormones que creen en la vida eterna con la familia y/o con esos miembros con los que quieres vivir por siempre, pero si el evangelio no es parte de tu vida esa vida eterna no estará cerca y te quedarás en el limbo o como bien se nombra el Reino Celestial para buenos y justos aceptan el evangelio la tendrán, el Reino Telestial para buenos pecaminosos sin evangelios están en espera al igual que el ReinoTerrestre para buenos que no aceptaron el evangelio y otros que no tendrán escapatoria las Tinieblas, pues para los malos. Y bueno está última filosofía de la vida y la muerte me da más consuelo que las demás y que el consuelo de Séneca de decir que se usa mal la vida, que la que Dios nos ha dado, no es corta, sino que no se hizo lo que se tenía que hacer, es fuerte ... es bueno, pero muy fuerte ... En verdad necesito ayuda. Saludos Benito !
Qué profundo esto que escribiste Benito. Un llamado a ensanchar la vida en un ancho que valga la pena en lugar de alargarla. Y terminarla también como Amado Nervo dijo con un vida nada me debes, vida estamos en paz. Gran abrazo
Cuando somos niños, el tiempo se siente infinito porque cada momento está lleno de emoción. Esa capacidad de maravillarnos con lo simple, de vivir el presente con curiosidad, es algo que muchas veces perdemos al crecer.
No hay que perder esa mirada de niño.
Para morir en paz, primero hay que vivir en paz. Saludos Benito
Cuan relativo es el tiempo si cinco minutos bastan para soñar toda una vida (M.Benedetti), y como lo malgastamos y olvidamos que es el bien del que esta hecha la vida (B.Franklin).
Que difícil evitar la sensación de que el tiempo vuela; ese que fluye de manera constante e independiente, que es finito e irremplazable; del que pareciese que nunca tuvimos suficiente; ese que hace que el presente siempre sea el ayer.
Si, se debe aceptar “la brevedad de la vida” y su finitud; y sin embargo cuando consciente la afronto y pienso en mis más entrañables afectos, mi mayor y único deseo es ser el primero en partir, lo demás a estas alturas, es lo de menos.
Disfrute tu artículo. Gracias Benito.
Saludos
Querido Benito:
Como sabes, hay artículos que informan, otros que enseñan y algunos que abren un espacio donde el pensamiento se respira. Este texto tuyo pertenece, sin duda, a esa última categoría.
No es solo una reseña sobre Séneca (por cierto descubrí leyéndote que afrontó dos intentos de suicidio fallidos antes de que el tercero resultara definitivo) ni una reflexión suelta sobre la muerte. Es un tejido fino entre saber y sentir, donde conviven la filosofía antigua, el aprendizaje contemporáneo y una voz íntima que no teme mostrarse en su búsqueda.
Me conmovió tu elección de cerrar con Tanatófila, ese extenso poema de Amado Nervo que —me pregunto— ¿cuántas veces habrás recitado en silencio hasta que se volvió parte de ti? ¿Qué hilos invisibles unieron la figura estoica de Séneca, el curso de Christian Carman y ese poema aprendido de memoria? La respuesta no está explícita, pero está ahí para quien se detiene a mirar.
Este texto nos recuerda que la muerte no es solo final, sino medida; que vivir no es urgencia, sino ejercicio diario de sentido. La filosofía no debería quedarse en las bibliotecas ni en las aulas, sino tocar la piel del tiempo vivido. Es un entrenamiento cotidiano, una disciplina, una rutina, y al mismo tiempo un campo desconocido, un espacio de sorpresas… si uno decide dejarse sorprender.
Agradezco esta lectura no por sus certezas, sino por el modo en que sugiere. Porque detrás del saber compartido se percibe una humanidad que no pontifica, sino que ofrece. Y ese gesto, el de abrir la reflexión como quien abre una ventana, es, tal vez, lo más valioso que un autor puede dar.
Gracias x tu lectura de hoy!
Por otra parte dicen los órficos como Pitágoras que existe la reencarnación, porque el alma no muere con el cuerpo, sino que está atrapada en un ciclo de reencarnaciones llamado transmigración de las almas y que encuentran la paz hasta que salgan de su penitencia y solo ascendería si se vive con pureza. Por otro lado también está el budismo que cree en la reencarnación del karma que trae esa alma hasta que llega al estado de Nirvana y esa conciencia se libera por siempre de reencarnar su astral kármico. Están los mormones que creen en la vida eterna con la familia y/o con esos miembros con los que quieres vivir por siempre, pero si el evangelio no es parte de tu vida esa vida eterna no estará cerca y te quedarás en el limbo o como bien se nombra el Reino Celestial para buenos y justos aceptan el evangelio la tendrán, el Reino Telestial para buenos pecaminosos sin evangelios están en espera al igual que el ReinoTerrestre para buenos que no aceptaron el evangelio y otros que no tendrán escapatoria las Tinieblas, pues para los malos. Y bueno está última filosofía de la vida y la muerte me da más consuelo que las demás y que el consuelo de Séneca de decir que se usa mal la vida, que la que Dios nos ha dado, no es corta, sino que no se hizo lo que se tenía que hacer, es fuerte ... es bueno, pero muy fuerte ... En verdad necesito ayuda. Saludos Benito !
Qué profundo esto que escribiste Benito. Un llamado a ensanchar la vida en un ancho que valga la pena en lugar de alargarla. Y terminarla también como Amado Nervo dijo con un vida nada me debes, vida estamos en paz. Gran abrazo